Me contaba, mientras tomábamos otra curva, la sensación de casi tocar el suelo con tus manos. Cual niño pequeño, imitaba con su boca el ruido de su caballo amado al acelerar. Me contó con una sonrisa sobre el día en que supo que no lograría salir ileso de esa curva llena de grava, que al sentir que sería inevitable la caída simplemente se dejó ir; sin embargo, dijo, no cambiaría por nada la sensación de triunfo cuando logras salir de la zona de curvas ileso: "lo verdaderamente maravilloso es cuando rebasas tus propios límites, cuando sabes que podrías estar muerto y, sin embargo, estas vivo".
Dijo también que nunca entendería esa sensación, pero se equivocó. Desde la comodidad de mi asiento de copiloto miré a la carretera que se convertía en una recta y sonreí. Sentí la inigualable sensación de saber que podría haber muerto pero estoy más viva que nunca. Aún mi corazón late aprisa por la tragedia que pudo ser, pero me siento invencible…y no puedo esperar a volver a entrar en la zona de curvas.
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2 comentarios:
Definitivamente hay razón en lo que él dijo. Por ejemplo, mucha gente ve en el dolor algo tortuoso pero yo prefiero pensar que es muy honesto; es de las pocas cosas que te dice que aun estas vivo. Saludos.
“Buenas Noches, Buena Suerte”
Me encantó tu analogía, "la vida entera es una zona de curvas", por eso creo que hay que vivir como dummies, arriesgando la vida en cada curva, nada te hará sentir más vivo que coquetear con la muerte. (ah y ojalá puedas mandarme tu mail) un abrazo.
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