miércoles, octubre 27, 2010
Pongamos que hablo de Madrid...
Pongamos que hablo de Madrid y que tomas chocolate en San Ginés y te limpio el bigote café; que observas a la gente que entra y sale, que tenemos conversaciones relevantes en tu idioma sobre cualquier cosa, que cuando te ajusto el gorro aprovecho para besarte en la frente con mis labios fríos y que tomas mi mano para salir a la calle y volver caminando a casa.
Pongamos que hablo de Madrid y que observas como el atardecer te refleja como al Templo de Debod en el agua, que escuchas una voz que te llama; buscas entre la gente a unos ojos iguales a los tuyos y corres lo más rápido que puedes para encontrarlos. Los brazos de tu padre te levantan y tú le tocas la nariz a manera de saludo. Dos pares de ojos verdes voltean a mirarme y no puedo más que agradecer en silencio a Dios por estar viva.
Pongamos que hablo de Madrid, pero podría ser cualquier otro lugar. Yo sueño contigo, sueño con mi hogar que será donde estés tú, donde esté tu papá.
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miércoles, octubre 20, 2010
Al lugar al que fueres...
Los viajes no son para mí una colección de recuerdos, ni un triunfo, ni un pretexto para presumir. La razón por la que amo viajar es porque es una de las mejores maneras de aprender, de crecer. Cualquier ciudad, al caminarla, al olerla, al observarla, te deja enseñanzas que ninguna universidad podrá. Creo firmemente que si un viaje -al igual que el amor- no te hace ser mejor persona, no sirve de nada, no tuvo razón de ser.
Hay lugares que son hermosos que no han sido aprovechados por sus habitantes, también hay gente que engrandece el lugar donde vive, ejemplos de lo que te gustaría para tu país y todo lo contrario. En cada lugar, en sus atardeceres, en la sonrisa de su gente y en la basura de sus calles, puedes leer libros enteros si aprendes a encontrarlos.
El año pasado estuve en Suiza, también en un curso. Mis compañeros eran todos europeos, yo era la única latinoamericana. Tal vez fuera la extrañancia, el frío o el tener que hablar en inglés todo el tiempo, pero me sentí un poco fuera de lugar. No era tan fácil hacer bromas sin hablar tu idioma con personas que tampoco estaban hablando el suyo y, aunque me adapté muy bien a la típica frialdad de los europeos, no me sentí parte de un grupo en ningún momento. Sin embargo, regresé maravillada por el orden, la limpieza, la muestra de que, si se tiene la voluntad, se puede hacer que todo funcione 'como reloj'.
Hoy estoy en Madrid. Los españoles -con sus honrosas excepciones- nunca han sido mis personas favoritas, pero no son ellos, ni España, quien me enseñó esta vez una gran lección con un mal ejemplo.
A diferencia del año pasado, esta vez estudio con puros latinoamericanos. Y es triste y decepcionante tener que decir que cuando voy con ellos de regreso al hotel en el autobús he preferido no hablar para que los demás no noten mi acento y sepan que voy con ellos. Al verlos tirar basura y escupir en la calle, no recorrerse en la fila, dejar su charola en la mesa de la cafetería esperando que alguien venga y la recoja y otras tantas monerías, desgraciadamente puedo entender por qué no somos bien recibidos en el extranjero. He visto a gente latina viviendo en España mirar con pena ajena a quienes evidentemente son sus paisanos, y lo peor de todo, es que he estado de acuerdo con esa mirada. ¿Pero saben qué es lo peor? Que nuestros pobres países, todos tan hermosos, están llenos de gente así, que piensa sólo en si misma y por la cabeza ni le pasa que exista algo que se llama 'el bien común'.
Dicen que 'al lugar al que fueres, haz lo que vieres'. Yo lo cambiaría 'del lugar al que fueres aprende lo bueno, para que hagas de tu país un lugar mejor'.
Y sí, también creo firmemente que una sola persona puede hacer la diferencia.
P.D: Oigan, si no fuera por el feedjit, pensaría que por acá ya no se paran ni las moscas. ¡Comenten carajo! que de por sí son poquitos y luego flojos, ¿a dónde iremos a parar?
P.D.Bis. Sí, ando grinch prematura. Es la 'extrañancia'.
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viernes, septiembre 24, 2010
El ultimátum
Las uñas rojas de Deessa golpean el teclado con fuerza mientras sus ojos atentos a la pantalla no dejan salir las lágrimas que los inundan. Casi podría ver del otro lado del monitor al destinatario del mail que escribe, pues conoce perfectamente su rutina; en este momento estará llegando a su oficina con un café deslactosado en la mano, se quitará el saco y se sentará en su escritorio para comenzar a trabajar interrumpido de cuando en cuando por cursis charlas en el mensajero con esa mujer, la causa de sus lágrimas, la enemiga a vencer, quien hoy por fin desaparecerá de su vida.
Había sido suficiente de citas a escondidas en hoteles de lujo y llamadas en medio de la noche, algunas respondidas, otras no, dependiendo de la compañía. Desde la primera vez que lo vio lo había querido para ella y siempre se salía con la suya, ésta no sería la excepción. No importaba que él dijera estar enamorado de otra, Deessa sabía lo que veía en sus ojos cuando la miraba, cuando besaba con furia sus labios pintados de rojo intenso, cuando acariciaba su piel blanquísima. No quería, ni podía, seguir viviendo sin él y sabía que él tampoco querría vivir sin ella. Ésta, era la prueba final.
[Mientras tanto, David llega al centro de cómputo, su lugar de trabajo. El día no pinta nada bien, el América perdió de manera abrumadora el fin de semana y sabe que sus compañeros se burlarán hasta el cansancio del rompevientos azul y amarillo que, a pesar de todo, lleva con orgullo. Llueve y fue complicado poderse subir al metro entre tanta gente. Cuando estudió para técnico en informática y computación, creyó que le esperaba un futuro mejor, mejor que los gritos mañaneros de Raúl, su jefe, porque algún servidor se cayó. Avienta su mochila fastidiado entre las rechiflas de sus compañeros y se dispone a ver que ha pasado con la red institucional en el transcurso de la noche.]
Deessa, después de leer por enésima vez lo que ha escrito, por fin presiona el botón “Enviar”. No hay posibilidad de error, sabe que en cuestión de segundos, él recibirá su ultimátum. Toma un poco de agua con la pastilla. Dos horas es más que suficiente para que él lea el correo, salga apresurado de su oficina y llegue a tiempo. Lo conoce, nunca podría renunciar a ella aunque insista en decir que sólo la desea.
Vuelve a pintar sus labios de rojo, se mira en el espejo. Se ha puesto aquel coordinado negro que a él le encanta y los zapatos rojos que lo enloquecen, quiere verse bonita para recibirlo en el momento en que por fin dejen de ser un secreto. Tal vez le dolerá un poco dejar a esa mujer con la que comparte su vida, siempre habla maravillas de ella, pero poco a poco, perdido en sus brazos, se olvidará de los otros que lo han abrigado por las noches, hasta hoy.
[Mientras David comenta con sus compañeros el arbitraje del juego de ayer, tratando de defender a sus Águilas queridas, el jefe sale de su oficina exaltado preguntando por qué no está en su lugar. Hay un problema con el servidor de correo, los mails no están llegando. David corre a su lugar y verifica la funcionalidad de la red, el servidor no está respondiendo, tal vez deba reiniciarlo.]
Deessa se recuesta en la cama y cierra los ojos. Una dulce somnolencia se apodera de ella, recuerda los ojos de Raúl, su amante, puestos sobre su cuerpo y sonríe esperando verlo entrar corriendo de un momento a otro por la puerta. Tal vez la reprenda un poco, pero ya está acostumbrado a sus locuras; al final, todo saldrá bien. A lo lejos, escucha el teléfono, pero no tiene fuerza para contestarlo. Quizá dormirá un poco, segura de que él la despertará con sus besos…
[David mira triunfal el monitor, la recepción de correos se ha reestablecido. El servicio se suspendió solo por unos minutos y tal vez algunos de los correos enviados en ese lapso se hayan perdido. Pero nada de vida o muerte…]
miércoles, septiembre 22, 2010
Take a sad song...
Take a sad song and make it better’
Esa tarde, un viejo amigo de la familia lo visita, toma su guitarra y toca una canción que habla de él, que lleva su nombre. Ese amigo sabe que el niño es muy pequeño para cargar el mundo en sus hombros y que juega a estar bien ante un mundo que se vuelve, a su entender, cada vez más frío. Así que decide cantarle un consejo que yo describiría así:
“Es muy extraño pensar que alguien ha escrito una canción sobre ti. Eso sigue conmoviéndome” dijo Julian Lennon, aquel niño asustado, años después de que Paul McCartney escribiera ‘Hey Jude’ para consolarlo cuando era inminente el divorcio de sus padres. Desde entonces, esa canción ha retumbado en miles de oídos que han encontrado en su letra y música la esperanza y el valor para sobreponerse a cualquier situación adversa.
miércoles, agosto 25, 2010
Familia Galleta sooomooos...
Cuando compré mi departamento, sinceramente soñaba con por fin tener un espacio sólo mío, en el que pudiera hacer y deshacer sin que nadie me dijera nada y sin tener testigos de mi desorden o mi desnudez (bueno, no es que me guste andar bichi cori por la vida pero siempre es bueno saber que se tiene la opción, jeje). Además, después de haber vivido con Worst-mistake-ever, estaba, como decía mi abuela, "curada de espanto" de la convivencia matrimonial.
La vida me llevó por otro camino y de repente me encontraba completamente ilusionada por compartir ese espacio con el amor de mi vida. Las decisiones que originalmente hubieran sido sólo mías se convirtieron en decisiones de dos y eso no me representó ni incomodidad ni molestia, al contrario. Sin embargo, antes de hacer de esta convivencia algo oficial, guardaba cierto miedo a que mi carácter (heredado de papá quien, por cierto, mejor vive solo) ocasionara peleas y discusiones que arruinaran la hasta entonces perfecta armonía del Paketín arcoíris.
Y ahora que somos la familia Galleta, me he sorprendido despertando sin mal humor, mismo que también desaparece cuando llego a casa por más cansada que esté, pero no es mérito mío. Pero es que díganme, ¿quién demonios podría despertar de malas si lo despiertan con muchos besos, un jugo de naranja con sábila para la gastritis y un yogurt de manzana? o, ¿quién podría seguir recordando las 30 veces en el día que fue llamada a la oficina de Jefe Beepo si al llegar a casa está la mesa puesta, una deliciosa cena preparada con todo el amor del mundo y la perspectiva de una noche apasionada?
Y los planes siguen y crecen y vuelan. El polvo y mis pelos se acumulan en los muebles y la regadera y seguimos sin tener quien nos ayude con la limpieza; nuestro quehacer de fin de semana sirve para malditasealacosa gracias a la construcción de al lado y mi planta favorita por más que le hable se seca.
Pero el próximo papá Galleta permanece al pie del cañón impidiendo que mi mal humor aparezca. Y mi desnudez siempre se la debo a él, y los ratos de risas y de pasión también. Y yo nunca en toda mi vida me había sentido tan feliz, como ahora que por fin tengo -tenemos- un hogar.
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lunes, julio 26, 2010
Rainbow
Paus:
Podría decirte bebé hasta que cumplas 15 años y, Dios no lo quiera, me rompas el corazón con alguna mala decisión que me dolerá mucho más por el mal que represente para ti que por la decepción misma. Pero no lo haré.
El lunes fue tu primer día de escuela y pasaste toda la semana anterior presumiendo uniforme y corriste de aquí a allá con la mochila que te regalé bien colgada en la espalda. Ese lunes en que, sin llorar, dejaste a tu mamá en la puerta de la escuela, dejaste de ser un bebé; ya eres una niña que corre sola, que se ríe de sus propios chistes, se enoja y defiende sus ideas mejor que muchos adultos que conozco.
A partir de ahora, las cosas cambiarán para todos. Tal vez ya no seremos Luisz, tus papás y yo tu mejor compañía, seguramente harás muchos amigos y seguirás otros ejemplos. También sé que aprenderás mucho, no tanto de tus maestros como de lo que escuches, veas, toques y huelas en un mundo que cada vez se hace más grande y es todo tuyo.
Hoy ya te molesta que te digan bebé y lo entiendo, porque siempre has sido grande. Sólo quería dejar constancia, para que algún día la leas, de que no importa cuanto crezcas, no importa lo que hagas y mucho menos importa cuántos hijos propios tenga, siempre serás mi luz, mi bebé y una de las mayores razones por las que sueño con llevar dentro de mí a un ser que, ojalá, sea tan grande como tú.
Tanto que has crecido y lo que te falta... pero infinitamente más es lo que me has hecho crecer a mí.
Te amo Paus...
miércoles, julio 14, 2010
¿Aquí no hay quien viva?
Nooo, no hubo reseña del concierto de Paul, tampoco he escrito nada de ninguna otra cosa.
Hace unas semanas le decía a Luisz Galleta que quería dar por terminada mi participación en la blogósfera. No se trata de no tener muchos seguidores, tampoco es que las historias felices tiendan a ser aburridas y repetitivas para aquellos que buscan algo de drama, aventuras o comedia en los blogs; simplemente tengo muchas cosas que decir, pero no quiero, y muchas historias que contar, pero ninguna que tenga -todavía- un final feliz.
Cuando comencé a escribir este blog, no tenía otro propósito que ordenar mis ideas ante el desastre en que se había convertido mi vida en ese entonces, buscando encontrarme después de haber perdido la pista de quién era yo. En este blog reconocí mis errores, cerré ciclos, me perdoné e hice catarsis. Luego, ya curada, empecé a escribir sobre mis pensamientos e ideas, sobre las cosas que amo y las personas que forman parte de mí. Gracias a este blog encontré al amor verdadero que empezó con un par de historias sobre Nueva York; mis pocos lectores han sido testigos del crecimiento de ese amor, del futuro con el que soñamos. Por todo eso, me cuesta tanto dejar morir este espacio, que es tan mío y que me refleja tanto.
Pero hoy ya no es necesario disfrazarme de bruja para defenderme, tampoco me escondo de nadie. Las historias que quisiera contar están en proceso y escribir sobre ellas ahora no me parece adecuado ni correcto; si algo queda de la bruja es que cuando pido un deseo, no me gusta compartirlo hasta que sea cierto.
No soy escritora yo, soy simplemente alguien que acostumbraba escribir sus problemas en lugar de contárselos a una amiga. Hoy, sin parecer presuntuosa, no tengo problemas, sólo tengo una gran cantidad de proyectos por realizar. Y mis energías están por ahora tan enfocadas en conseguir lograr nuestros sueños que las letras se me evaporan y las ideas se me escapan entre tanta palabra.
No morirá ni desaparecerá del mapa porque entre Oz y la tierra del Sombrerero ya no hay un camino, hay un hogar. Aquí vivimos y aquí es donde quiero compartir las buenas nuevas que pronto vendrán, seguro vendrán.
Les aseguro que habrá muchas cosas que contar...
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Updates rápidos:
* Para quienes se quedaron con ganas de la reseña del concierto de Paul, ésta es muy buena.
* La galleta y yo cumplimos un año juntos, que ya parecen toda una vida. Nos fuimos a la playa y... pídanle la reseña a él.
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jueves, junio 17, 2010
... La vida entera, completa ...
Aquí me presento con estas palabras arrancadas a rasgos de mi corazón y de mi alma.
Sin embargo, esto no debe malinterpretarse, no. Yo soy el Sombrerero y aunque mi nombre es conocido, no es relevante; mi corazón y mi alma son tan fuertes como sensibles.
En el transcurso de esta vida petaca, nos han bombardeado con información tan confusa como contradictoria; cuando niños nos leían historias de duendes y hadas para dormir y soñar, al crecer, nos jalaron los pies al suelo diciéndonos que los sueños no eran más que eso y que había que vivir y padecer la realidad.
Pero todo tiene un momento, y Elphaba, renegando de los príncipes azules, se encerró en su alta torre de una sola ventana que miraba hacía acá: lejos de Oz, en los profundos bosques de Wonderland.
No era necesario más, esa ventana y una invitación a la hora del té hicieron lo más difícil. Lo demás, aunque rocoso, ha sido un andar tranquilo.
Entre Oz y la tierra del Sombrerero vivimos pues juntos creamos un mundo que existe por y para nosotros.
Quizás es difícil comprender que no existe tal cosa como la Tierra Prometida, pero el deseo del sueño no ceja ni termina jamás. Un metro a la vez, un ladrillo a la vez, una meta a la vez. No hay prisa, hay ganas, todas las del universo.
No ha nacido el lingüista capaz de manufacturar con delicada filigrana las palabras precisas para hablar de lo que es absoluto, así que lo intentaré yo:
"Aunque nuestros proyectos parezcan más grandes que el mismo cielo inmenso, mi sombrero siempre estará para llevarte en cualquier viaje que juntos emprendamos; aunque la realización parezca a ratos inalcanzable, no hay ninguna razón en todo el mundo que me haga pensar que una vida a tu lado pueda estar incompleta.
Ninguna."
Te amo Elphaba...
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viernes, mayo 28, 2010
miércoles, mayo 19, 2010
Ga-lle-ta
¡Hola!
No sé si sepas lo que pienso ahora, tal vez en donde hoy habitas te sea posible usar los ojos de Dios y por eso lo entiendas todo y lo veas todo. Si no es así o después no te acuerdas, quiero que algún día leas lo que quiero decirte hoy.
Siempre supe que tardarías en venir una vez que te llamara, no me preguntes por qué. Ese miedo de no tenerte se guardó en mis entrañas y sé que es el mismo que hoy te impide llegar. Busco razones para tu tardanza y sólo atino a pensar que eres tan obstinado como tu mamá o simplemente quieres estar seguro de que te necesito acá.
Pues sí. Te necesito aquí. Quiero que me cambies la vida y que te robes mi orgullo. Quiero ver tus ojos y no necesitar nada más. Deseo que seas mi fuerza y mis ganas de vivir, que me des la oportunidad de hacerte feliz.
Sé que tus ojos - verdes o marrones, no importa -, me miran desde lejos y siguen mis pasos. También sé que no aguantas las ganas de comerte el mundo a pedazos. Sólo quiero que sepas que voy a luchar por tenerte conmigo como por nada he luchado. Sabe desde hoy que eres mi motivo y mi estandarte.
No cejaré en mis intentos de tenerte a mi lado, te juro hoy que nunca tendrás motivo para llamar a tu madre cobarde. Te espero, te esperamos, y sabemos que pronto tendremos el privilegio de dormirte en nuestros brazos.
Te amamos Galleta...
martes, mayo 11, 2010
My status update
Un mes y diecisiete días sin escribir.
Y definitivamente no es por no tener algo que decir, al contrario, hay tantas cosas que contar...
Primero, mis tiempos muertos en la oficina han desaparecido. Hoy trato de encontrar cinco minutos entre llamada y llamada, entre asunto y junta, entre grito y regaño para pagar mis cuentas. Ya no tengo tiempo de escribir en horas laborables y no me quejo. El trabajo me permitió comprarme la fabulosa cosa blanca en la que hoy escribo y tendré que hacerme un tiempo en las noches para hacerlo.
Tengo un nuevo departamento. Es todo blanco y ya tiene muebles rojos. A veces, cuando estoy trapeando el piso que se rehusa a quedar limpio, me dan ganas de llorar por la emoción de tenerlo. Me faltan la cama, las cortinas, cubiertos, el cancel de baño, lámparas y mil cosas más; pero es mío, es nuestro. Las llaves del octavo piso son también las llaves de muchos de nuestros sueños. Pronto no dormiremos más separados y tal vez muy pronto estaremos acompañados.
Hace unas semanas, precisamente el día que me entregaron mi departamento, tuve en mis manos un papel que había esperado mucho tiempo. No es que represente mucho, la libertad me la dieron los brazos del amor de mi vida; aquel que supo encontrarme, que ha sabido enamorarme todos los días, que me conmueve con sus besos y me estremece con sus caricias. Sin embargo llegó y el pasado se extinguió hasta para la Ley del mundo. Leer que se disuelve aquel error que tanto me hizo sufrir me hace confirmar que siempre se puede empezar de nuevo y ser feliz.
Estoy enferma. No sé de qué pero tengo miedo. No de ese miedo que inmoviliza, simplemente lo tengo. Sé que todo está bien porque me lo dice él y yo le creo. Y si esto resulta más grande de lo que espero, podremos vencerlo. El día de mi cumpleaños tenìa tres metas y las tres se cumplieron. La que sigue es estar bien para mí, para él, para ellos.
Ahora ya saben por qué no escribí.
miércoles, marzo 24, 2010
La belleza de cantina...
Después, tres anécdotas del fin de semana me hicieron confirmar mi teoría... les platico:
Primer caso. La amiga de una prima (¡ja! pero es en serio la amiga de una prima), al ver que su novio que vivía en Toluca se notaba distante, se había puesto a dieta y empezó a ir al gimnasio, ¿por qué no? decidió abandonar su trabajo y casa en la ciudad para seguirlo sin haber sido invitada. Dos meses después, regresa embarazada y humillada después de que el tipillo en cuestión la corrió de "su casa", le dijo gorda y sirvienta y le confesó que ya estaba con alguien más. Sí, no me queda duda de que él es un imbécil pero ¿que pasa con ella? ¿dónde demonios dejó la cabeza?
Segundo caso. Una amiga fue la novia formal de un tipillo por más o menos tres años. Terminan porque ella se entera que tendrá un hijo con su ex-esposa y él se justifica diciendo que fue por inseminación artificial (¡juar! todavía me río cuando me acuerdo). Tres años después, el tipillo en cuestión vuelve a buscar a mi amiga y ella lo perdona. Nooooo, eso no es lo peor. Él establece como condición para volver con ella que no sean novios formales y que su hija no puede saber de ella porque "tiene que adaptarse y crecer". Cada que ella lo llama, la niña le dice que cuelgue y él la obedece. No la ve los fines de semana porque está con su hija. ¡Ah! Y él vive reprochándole que haya tenido otra relación en los tres años que estuvieron separados. ¿Papas?
Tercer caso. Finalmente, la mejor. Cierta individua de cuyo nombre ni me acuerdo ni me interesa, tuvo al mejor hombre del mundo mundial casi casi comiendo de su mano. Después de maltratarlo, darse su taco, engañarlo y cansarse de humillarlo de todas las maneras posibles, él encuentra a alguien que sí lo valora y ahora es feliz. Muy feliz. La "princesa", al ver perdido su juguetito, decide escribir un lindo correo que en general se resume así: "que bueno que eres feliz, te lo mereces. Por cierto ¿que crees? sigo soltera y me arrepiento de todo lo que te hice, mi vida apesta, ¿me perdonas? aquí estoy para lo que quieras ¿eh? ¿nos vemos para que te devuelva tus cosas?" ¿WTF?
No, los hombres no las prefieren brutas. Los hombres prefieren a quienes se respetan y los respetan, prefieren a una mujer con orgullo suficiente para saber cuando irse y cuando quedarse. Los hombres prefieren a aquellas que no esperan a ser elegidas, sino que elijen lo que es mejor para su vida y saben obtenerlo y conservarlo. Las brutas tal vez se queden un tiempo, pero las que no lo son son las que están para siempre. Los hombres que valen la pena definitivamente NO las prefieren brutas.
jueves, marzo 04, 2010
Yo confieso...
- ¡Oh sí! aunque no me enorgullezco, lo acepto. Lo acepté desde hace ya mucho tiempo: Soy P-É-S-I-M-A amiga. Eso de la amistad, creo que no se me da. No me malinterpreten, no es que no quiera a mis amigos; tengo pocos pero a los que realmente considero como tales los adoro, es simplemente que siempre se me olvida "regar la plantita" esa que dicen que es la amistad. Los amigos que me han durado son aquellos que han terminado por resignarse a la falta de contacto y hacen todo el trabajo de buscar, llamar y así. Es curioso que yo, tan unida a mi familia, sea tan despegada con mis amigos. Frida, mi amiga de El Salvador, me envió hace poco un mail diciéndome que no quería saber más de mí porque yo no correspondía a sus esfuerzos por mantenernos en contacto. No puedo defenderme, estoy de acuerdo con ella y así se lo hice saber; afortunadamente me perdonó y ahora entiende que se consiguió la peor amiga del mundo y me acepta así. Repito, no me enorgullezco de esto.
- No hago las cosas con tiempo, no preveo, no prevengo, no tomo precauciones. Por más que quiera, si tengo 10 días para hacer algo, seguramente estaré corriendo el décimo. Si no es urgente, no lo hago. ¡Y creo que así me salen las cosas mucho mejor!
- Mis habilidades comunicativas son intermitentes. Así como hay días que puedo tener conversaciones largas y trascendentes, hay otros en que odio hablar y escuchar. No estoy de malas, no estoy triste, ni en mis días. Incluso puedo estar muy contenta. Simplemente no quiero hablar y si me hablan, es altamente probable que haga caso omiso a lo que me digan o cuenten. Eso revela otra gran verdad: no es que sea distraída, es que no te estaba haciendo caso cuando me lo dijiste.
- Cuando me enojo mucho, puedo ser la persona más hiriente del mundo. Si en condiciones normales soy algo sarcástica y respondona, enojada soy un monstruo. Generalmente me arrepiento de inmediato de lo que digo, pero mientras está pasando no pienso, sólo escupo estupideces a diestra y siniestra. Por eso cuando me enojo prefiero salir corriendo antes de que haya heridos. Afortunadamente, no me pasa muy seguido.
- Vivo a dieta. Todo el tiempo estoy preocupada por mi peso aunque todos me digan que estoy bien. Creo que tengo algo de anorexia, porque no me pierdo un sólo método para bajar de peso y siempre que veo infomerciales me siento tentada a comprar el "Metabol Tonics" (jeje).
¡Lo sé! Tengo problemas, varios. Y los que faltan...
jueves, febrero 18, 2010
Los hombres de mi vida
Mi padre fue el primero en rebelarse y luchar contra esa "larga estirpe de mujeres independientes (¡ja! ¡NOT!)". Norteño de Ciudaobregon, vino a encontrarse en la Ciudad de México con quien era todo, menos la horma de su zapato. Mi padre me enseñó, más con ejemplos que con palabras, a ser responsable, leal y honesta. Es mi mayor porrista y confía en mí como en nadie, que es decir mucho para alguien tan desconfiado. Comencé a conocerlo en realidad cuando dejamos de vivir juntos, hoy disfruto sus historias, entiendo y respeto sus humores y él me respeta y apoya en todas mis decisiones. Él sabe que lo quiero, aunque no se lo diga, y yo sé, siempre he sabido, que él nunca va a querer a nadie como me quiere a mí. Y eso me hace dormir tranquila.
Abraxas... ¡ay Abraxas! Tan peculiar como su nombre, que significa "dios del bien y dios del mal", no entiende de bondades y maldades, no reconoce sus errores ni juzga los de otros. El héroe de mi infancia, el que se escapaba de casa a los 12 años y se trepaba en un arbol a esperar que le comprara golosinas y se las llevara para alimentarse. El de la moto, el que sin saberlo hace que mi corazón dé un vuelco cada que oigo una ambulancia en la madrugada, el que es capaz de inspirarme la mayor furia y al minuto siguiente la más grande ternura. Iguales por fuera pero tan distintos por dentro, estoy segura de que no sabe que a veces lo admiro por preocuparse tan poco y disfrutar tanto el momento. Como debe de ser, no sé si sepa cuanto lo quiero... yo creo que sí.
Y finalmente, pero no por eso menos importante, Luisz. He hablado de él hasta el cansancio aquí, pero no puedo dejar de mencionarlo. Tanto tiempo y tantas cosas tuvieron que pasar para dar con él que no puedo definirlo mas que como un milagro. Dicen que las mujeres siempre buscamos a un hombre parecido a nuestro padre, no sé si sea el caso. Yo sólo sé que en sus ojos encuentro la paz que tanto había buscado, que cuando estoy con él me siento fuerte, me siento invencible. Un HOMBRE en toda la extensión de la palabra, que ha sabido lidiar con mis ángeles y con mis demonios, que no corre ante los problemas, que entiende y acepta mis debilidades. Yo no puedo pedir más que un hombre como él, que camina a mi lado, no atrás, no adelante; que ama a quienes yo amo y que comparte su vida y sus sueños conmigo. ¡Ah! por cierto, se lleva excelente con mi padre.
jueves, febrero 04, 2010
Del amor y otras quimeras (Parte 2)
Mucho tiempo después, pero aquí está la segunda parte, para la leer la primera, vayan aquí:
I. París
II. La noche
Ella lo observaba desde lejos, como siempre. Se había acostumbrado ya a esos periodos de indiferencia que usualmente concluían con un gesto encantador. Ella vivía para esos momentos que daban una tregua a su ya raquítica esperanza.
Sentada a la orilla del lago, levantó sus ojos para alimentar su alma con aquella sonrisa. No era necesario, podía cerrar sus ojos y aún verla. Él descubrió su presencia de repente y fue a sentarse a su lado sin decir nada. Entre ellos había siempre más música que palabras. Una canción repetida hasta resultar parte del ambiente sonaba a lo lejos y él acercó su boca para canturrear en el oído de ella las notas bajas de un instrumento imaginario, dio un trago al whisky que llevaba en la mano y ella se lo quitó para hacer lo mismo con una confianza que se había ganado casi desde el principio. Le sonrió levemente y desvió su mirada hacia la nada temiendo delatar con su mirada lo evidente.
La velada transcurría sin sobresaltos. Se había hecho costumbre aguardar el amanecer en medio de copas, música y risas. Se había vuelto desvelada por culpa de aquel canto que la había atrapado sin remedio. Desde el primer día se había convertido en actriz de un papel que cada vez se volvía más complicado desempeñar: amiga. De hecho, últimamente había notado que su actuación no engañaba a nadie. Era solo una farsa en la que todos –incluyendo él- participaban con el fin de evadir la realidad que no debía ser contada.
Había momentos en que casi lo sentía suyo. Hubiera dado cualquier cosa por leer su mente cuando la miraba sin dejarse mirar, o mejor, por explorar su corazón en busca de su propio nombre. Todo en él era contradictorio: su actitud, su presencia y también su ausencia. Y ella se había negado a averiguar la verdad presintiendo que no habría una respuesta satisfactoria a sus interrogantes, ni un desenlace feliz para la verdad.
Se distrajo un poco de la turbación que siempre le producía su cercanía charlando con los demás festejantes de nada. Sin embargo, no podía concentrarse en la anécdota que provocaba la risa de los concurrentes. Él tampoco reía, pensando en algo que ella no quería imaginar por el miedo a descubrir a aquella tercera (segunda, en realidad) persona que casi nunca nombraban. Era tan difícil y tan doloroso ponerse en contacto con la realidad en esos momentos que preferían pretender que no existía, mucho menos nombrarla. A ella todo le parecía tan perfecto que hubiera querido gritarle para hacerlo darse cuenta de lo que habían encontrado tan tarde. Pero callaba.
Dentro de poco sería tiempo de tomar café. Se levantó y caminó hacia el interior de la cabaña para preparar un poco. Extrañamente, rompiendo la rutina, él la siguió. Lo que ocurrió después se encontraba borroso en sus recuerdos, tal vez por el whisky, tal vez porque así era mejor. Sólo lo recordaba acercándose mucho más de lo que se había acercado jamás y besándola sin titubear. Recordaba también la sensación de gozo exultante que sintió su corazón y su cuerpo. Su razón –la de los dos- se extravió en ese momento, y no la volvieron a ver hasta la mañana siguiente, con una resaca que aún no se acababa.
martes, enero 19, 2010
(El monstruo entra por el MSN)
En algún momento de una tarde no tan fría, dos extraños de los cuales sólo uno sabe que lo son, tienen esta conversación por conocido mensajero instantáneo:
Worst mistake ever says:
mañana pasaré por tu oficina
Elphie says:
¿sí?
Elphie says:
¿y eso?
Worst mistake ever says:
a una cita a CU
Elphie say:
ahhh
(fin de la conversación en mensajero)
Subtexto:
Worst mistake ever thinks:
Claro que entenderá el mensaje. Si le digo que paso por su oficina es obvio que insinúo que sería una buena oportunidad para comer juntos, volver a vernos después de tantos meses y ponernos al corriente. Seguro que cuando se lo diga, ella lo propondrá sin necesidad de ser yo el que se humille pidiéndole una cita . Tal vez me haga un poco del rogar y le diga que no sé si sea buena idea vernos otra vez, pero terminaré "cediendo". Si accedió a tenerme en sus contactos es porque aún piensa en mí, estoy seguro de que me sigue amando.
Elphie thinks:
¿Mmm...Papas? ¿Qué te piensas que estás insinuando? No puedo, ni quiero, ni en mis peores pesadillas contemplo volver a verte. No sigues en mi vida, te fuiste hace tanto y ¿qué crees? en mi corazón nunca estuviste, hace mucho que lo sé.
¿Y ahora pretendes que, como si nada hubiese pasado, alguna fuerza enferma me haga desear ver tu cara otra vez? Te equivocas, yo ya no estoy enferma aunque tú si lo estés. No me interesa tu vida, si te acepté en mis contactos es porque no te odio, no eres tan importante como para sentir cualquier cosa por ti.
Soy feliz. Conseguí serlo a pesar tuyo. Esas son las únicas -y últimas- noticias que necesitas tener de mí.
(fin de la conversación, bloqueo de contacto)
viernes, enero 08, 2010
Amar y querer ¿no es igual?
Si usted es mi hermano, padre, madre, suegra o familiar cercano y por casualidad o invitación ha caído en este blog, créame, no quiere leer este post. Espere a leer el siguiente o, con confianza, lea entradas anteriores pero, repito, NO LEA ESTE POST.
El querer es la carne y la flor,
es buscar el oscuro rincón,
es morder, arañar y besar,
es deseo fugaz, es deseo fugaz.
- Me encanta que hasta cuando me haces el amor, me coges.
Le dije una tarde, mientras descansábamos después de habernos robado todo: la ropa, los gemidos, el sudor, los latidos. Apenas empezábamos a recuperar la respiración y la calma que no habíamos necesitado minutos antes. A él lo hizo reír mi frase y la ha citado muchas veces desde entonces. Y es que a su lado descubrí que eso de que coger y hacer el amor son dos cosas diferentes y mutuamente excluyentes, es lo más falso que pudo haber dicho algún reprimido que piensa que el sexo con la persona a la que amas es sólo con fines reproductivos.
Yo lo amo, y él me ama a mí. Soy su novia y me conocen sus padres y abuelos; además, es el yerno perfecto. Pasamos juntos las fiestas navideñas y quiere casarse conmigo. Soy lo intocable, lo que más respeta, cuando me enfermo me cuida y se asegura de que llegue a salvo a casa y de que me tome mi medicina.
Pero también soy su amante. En algún momento sus ojos verdes arden al mirarme y sé que es lo que viene después. Me besa con furia y me acaricia con lujuria. Escribe en mi cuerpo historias, explora rutas desconocidas y me pierde en súplicas, en deseo que no se detiene, no se contiene, no espera. Deja marcas en mi piel de sus besos, de sus dientes, de sus manos y tatúa mi alma con su fuego. Y me deja hacer, me deja ser sin prejuicios, inventar sin reservas, me consume y yo a él.
Juntos creamos historias bajo las sábanas y somos personas distintas si así lo queremos. A veces jugamos a no amarnos, a sólo desearnos, a ser algo de un momento. Pero sólo es por un rato, porque el amor no se puede esconder por mucho tiempo y, con el último suspiro del mejor orgasmo, vuelvo a ser su princesa, a la que con ternura le acaricia el pelo, quien le dice que lo ama y que nunca había sido tan feliz como lo es con él.
Y, efectivamente, amar y querer no es igual. Lo que olvidó decir el compositor es que ambas cosas mezcladas, dan mucho mejor resultado que por separado.